Mira, te voy a decir una cosa. Esto que quede entre tú y yo, en esta carta. Por favor. Ni una palabra de lo que te voy a contar.
Lo reitero porque es importante. Corro el riesgo de que algún alma perniciosa, de esas que van por la vida asomando la puntita del cuchillo, aproveche el filón para poner en duda toda mi credibilidad profesional. Quizá no lo sepas, pero me dedico al marketing, y la confesión que estoy a punto de hacer puede arrastrarme al precipicio del paro.
Esto, en realidad, sucedería si mi atrevida declaración se malinterpreta, si quien se entera del titular abre muchísimo la boca y no los ojos ni las orejas. Eso significaría que ha sorbido el jugo del cotilleo y se ha quedado solo ahí, saboreando, sin ver que detrás está mi corazón desangrándose, sin oír mi respiración agitada ni el último estertor, ese que contra todo pronóstico no me mata, me hace más libre.
Como ves, he sopesado unas cuantas veces las consecuencias, y aquí estoy, dispuesta a enfrentarme al teléfono escacharrado y a que mis palabras, inocentes y sinceras, se repitan manoseadas.
Me importan entre cero y nada las métricas de las redes sociales. Para que me entiendas: los likes, los suscriptores, los seguidores, las visualizaciones, los restacks… Estoy harta de sentirme evaluada, esclava de las opiniones, presa de que las valoraciones de otros determinen lo que valgo, definan lo que soy.
Lo he dicho y sin embargo no se me ha ido el miedo, aunque ahora es distinto, más frío, atraviesa el hueso y eriza la médula… Busco una nueva brújula para orientarme, para saber si lo hago bien o mal, pero no la encuentro…
No es tan fácil… Creía que lo sería y resulta que no.
socorro
auxilio
Estoy encadenada al sistema de calificaciones. Me aprietan como grilletes las notas del colegio, los informes de desempeño en el trabajo…
chillo
Quiero correr y alejarme del éxito y del fracaso, de las expectativas, de la presión. ¿Qué son, más allá de simples palabras? ¿Si las borro como palabras elimino la emoción? ¿Existe lo que no se nombra? ¿Lo que se olvida?
Muevo las manos para soltarme, me crujen las muñecas. Quiero alcanzar una llave que circula por el aire, traviesa, serena: haz lo que sientas y punto…
Y punto.
Con amor,
Luisa
Creo que hay un sentir similar en mucha gente, entre la que me incluyo. Y mira que a mí me encantan las métricas y rellenar de datos el Excel de mi cuadro de mandos todos los meses, pero ¿para qué si nunca es suficiente o te lleva a tomar decisiones con las que no estás cómoda?